La danza de los Suri Sikuris es originaria de las comunidades andinas de Bolivia. En el departamento de La Paz se la interpretaba en las provincias Camacho, Ingavi y Pacajes en ocasión de una boda o la construcción de una casa.
Sus raíces se adentran en el tiempo; pero puede asegurarse que es una reminiscencia de la cacería del avestruz o ñandú andino: acorralado con el sonido de los sikus (aerófono andino parecido a la flauta de pan europea) y derribado con la ayuda de los liwi liwis, boleadoras.
A la reminiscencia se suma su origen totémico. El movimiento del avestruz es representado en la danza; por su estética, también reproduce la imagen del animal, pues los danzarines llevan tocados, que a veces exceden los dos metros de diámetro, hechos de plumas de ñandú. Cada uno sopla un siku y golpea un tambor lamdo wanqara.
Producto de la migración aimara a los centros urbanos, la danza es además interpretada por grupos de estudiantes, en fiestas patronales de pueblo y en entradas tradicionales como Gran Poder y otras.
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